EXPOSICIÓN DEDICADA A FRANCICO IBAÑEZ
MARIO DOMÍNGUEZ
Conocí a Mortadelo y Filemón a los seis años, gracias a unos cómic de la colección Olé que guardaban mis padres en un armarito. Me enamoró el sentido del humor de sus personajes, su dinamismo, carisma y nivel de salvajismo gráfico. Fui coleccionando y devorando todo lo que encontraba de los personajes, y con el paso del tiempo, ese armarito acabó convirtiéndose en todo un cuarto temático. Fue por Ibáñez por quien empecé a dibujar, y siempre he sido un apasionado de la historia de la escuela Bruguera, de sus logros, sus sombras, sus riesgos, polémicas… y de cómo lograron influir en la cultura española en una época convulsa y complicada. Es una crónica de la historia española muy interesante, que aún a día de hoy es relevante para entender hasta qué punto somos como somos.